II.
El
billete azul.
Valle
de los Reyes, Egipto.
Nunca
me olvidaré de esta anécdota porque adquirió para mí un cariz antropológico,
además de evidenciar la idiosincrasia del mexicano, incluso fuera de su país.
Los comerciantes del Medio
Oriente llevan siglos vendiendo mercancías, y tienen fama de conocer todos los
trucos inherentes al negocio.
Cerca del Uadi Biban Al-Muluk, “Valle de las Puertas de los Reyes”, visité un taller artesanal de cerámica.
Uno de los trabajadores se acercó a mí, y me preguntó de dónde venía. En cuanto supo que era mexicano, para mi sorpresa, el sujeto sacó de sus ropas un billete azul de veinte pesos con la efigie de Benito Juárez, el cual le había dado un “paisano” mío, haciéndolo pasar por uno de veinte euros.
Al comprender la situación, no pude sino esbozar una sonrisa simultánea de incredulidad, pero sobre todo, de credulidad.
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