Durante mis viajes por el mundo suelo llevar diarios con el propósito no sólo de escribir lo que experimento y conozco, sino también para controlar el dinero del que dispongo. Estos pequeños textos son “apuntes” que, aunados a las imágenes recogidas, me permiten, al consultarlos, desencadenar mis recuerdos y, a partir de esto, crear crónicas más vívidas con las anécdotas a flor de piel. En el trayecto me he topado con otros viajeros, quienes me enriquecieron con sus relatos y fotografías.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Dos vídeos sobre las ofrendas de Día de Muertos en México.


Cuando, durante la niñez y la adolescencia, visitaba el pueblo de Tlalchapa, en el estado sureño de Guerrero, los primeros días del mes de noviembre, al entrar a las casas edificadas con adobe y teja, solía encontrarme con instalaciones dispuestas para honrar a los difuntos: las ofrendas de Día de Muertos.

Se trataba de mesas adornadas con cempasúchil: la flor de los muertos, —la cual para mi sorpresa he encontrado en Rusia y Marruecos: Tagetes erecta, clavelón de la India o clavel chino—, en que figuraban las fotografías de los familiares fallecidos, acompañadas de veladoras, papel picado, el tradicional “pan de muerto”, que se hornea en esta época del año, además de los platillos y bebidas —e incluso los cigarillos— de los que gustaban los finados cuando vivían.

La creencia popular señala que los muertos vienen del “más allá” —los niños el primero, y los adultos al siguiente día— a departir con sus deudos. En algunas zonas del país es frecuente que las familias comulguen en el cementerio, coman y trasnochen en la tumba del ser querido.

En el lapso más reciente, en la Ciudad de México, han proliferado las ofrendas públicas —ora en la vida pública, ora en museos: la más concurrida es aquella que se instala en la Ciudad Universitaria, y que año con año realizan los estudiantes, dedicándola a un personaje en particular.

A quien guste ahondar en esta celebración, lo remito a una entrada que dediqué a otra tradición de esta temporada: las calaveras literarias.






Mega-ofrenda de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).






Ofrenda del Museo Dolores Olmedo.


1 comentario:

  1. En lo personal la traición del día de muertos me gusta mucho, este año por segunda ocasión pusimos ofrenda en la casa con la intención de que Irene (nuestra hija) vea y conozca una costumbre auténtica, creo yo, de nuestro pueblo. Muy buenas tus presentaciones para los que no pudimos ir los años anteriores, éste si fui a la de CU y me agradó mucho. Un abrazo y ¡felicidades!

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