Martes, 12 de abril de 2011.
Barcelona, España.
Regresé a la una y media de la mañana al hotel, proveniente del Principado de Mónaco.
Mónaco fue un viaje fuera de la realidad. Un sitio casi perfecto, pero sin vida.
La majestuosidad del mítico Casino de Montecarlo es visible, palpable... No hay rastros de pobreza en este lugar: la gente, la vestimenta, los automóviles... Es un museo al aire libre.
Por curiosidad, pregunté si los autos de lujo estacionados afuera del casino pertenecían a los jugadores millonarios que vienen a perder su dinero aquí, y me respondieron que muchos de ellos eran de los crupieres monegascos, talladores o repartidores de cartas, que trabajan en el interior.
Una experiencia simplemente para vivirla, y no para recordarla.
Después de desayunar, partí para Barcelona. El viaje fue más pesado que el de ayer.
Llegué a las siete a la “Ciudad condal”. Hice una breve escala en la Iglesia de la Sagrada Familia de Gaudí.
¡Ya estoy desesperado por volver! Mi tolerancia está al límite.
Por la noche, con las fuerzas que me restan, salí a caminar por la ciudad. Me hospedaron en la zona playera de la ciudad. Tomé el metro. Me trasladé a las Ramblas, zona realmente pintoresca. Visité la Plaza de la Constitución, así como la Catedral.
Comí en un restaurante chino. Con la tarjeta de crédito, me compré una playera oficial del equipo de baloncesto del Barcelona en “El Corte Inglés”: 61, 20 euros.
Infortunadamente, ni el tiempo, ni el ánimo fueron suficientes para conocer esta maravillosa ciudad cosmopolita. Si regreso algún día a este país, y a esta parte de Europa, me gustaría pasar más tiempo en Barcelona.
Mañana quedan sólo Zaragoza y Madrid.
Gastos del día:
€8 1 pizza y 1 mollete
€.90 1 botella con agua
€4 Portavasos del FC Barcelona
€11 Cena en Barcelona (Restaurante chino)
€2 Boletos del metro
Me restan aproximadamente €32
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