Lunes,
10 de noviembre de 2008.
İstanbul,
Türkiye. Estambul, Turquía.
Si el día de ayer viví un
momento mágico en mi vida, estando en dos continentes, hoy también fue especial
sobremanera.
Desayuné. Salí muy temprano
para fotografiar Santa Sofía y la Mezquita Azul, y capté ángulos diferentes,
simplemente porque no había turistas, retratándose por doquier.
Necesitaba cambiar dinero, pero
aún no abrían la Casa de cambio. Aquí se trabaja a partir de las nueve de la
mañana.
Regresé al hotel sólo para que
me llevaran nuevamente a la zona donde había estado más temprano: el Hipódromo
romano, los obeliscos de Teodosio y Constantino...
Finalmente conocí la Mezquita
Azul o Mezquita del Sultán Ahmed, Sultan
Ahmet Camii. Un sitio sobrecogedor: el interior me dejó boquiabierto.
Antes de entrar al Palacio de
Topkapi, visité las cisternas de Yerebatan, las cuales no me gustaron, a pesar
de que se les elogia bastante.
Los jardines, las habitaciones,
los tesoros, las colecciones... del “Palacio de las Puertas de los Cañones”,
sugieren la grandeza del Imperio Otomano.
Asimismo, fue el primer lugar
donde se me prohibió fotografiar y grabar, salvo en algunas salas y el exterior.
Sin embargo, lo que mis ojos vieron jamás podrán prohibirme que lo reviva.
Comí en el precioso restaurante
del Palacio, adonde llegué tarde.
Me he hecho notable en el grupo
—conformado por argentinos, chilenos, uruguayos y mexicanos— por quedarme
siempre rezagado, registrando cuanto percibo tanto en fotografía como en vídeo.
“Sr. Navarrete” era el
apelativo conque tanto la guía del grupo como mis compañeros, se referían a mí.
Por cierto, gracias a mis
conocimientos sobre la cultura turca, sorprendí gratamente a “Rocío” —como se
hacía llamar, Şebnem, la guía, para facilitárselo a los hispanoparlantes.
Incluso le pregunté si su
nombre era como el de la bella y famosa cantante, Şebnem Ferah, quien
interpreta una de mis canciones turcas favoritas: Sigara, Cigarrillo, y asintió sonriendo.
Los argentinos eran bastante
simpáticos, contrariando así la opinión que se tiene en mi país sobre ellos.
Uno era bonaerense, y los demás de Neuquén. También había un par de padres
católicos chilenos amables y simpatiquísimos.
Atatürk, el “Padre de los
turcos”, está en todos los canales de televisión. Se conmemora otro aniversario
más de su muerte —falleció en 1938. Ayer fue el balompié, y hoy, el fundador de
la República turca.
Mientras escribo veo un canal
egipcio. Me llama la atención el vestuario de la conductora: cubierta de la cabeza
y el pecho, viste un traje que le cubre las piernas completamente.
Curiosidades. He visto y
grabado canales turcos, rusos, europeos...
Me enteré de que murió la
cantante sudafricana, Miriam Makeba.
Por la tarde, visité el Gran
Bazar, Kapalıçarşı, y ciertamente
honra su fama como uno de los mercados más grande del mundo.
Los vendedores son difíciles.
Compré un par de gorras, tres playeras, algunos llaveros...
El distrito donde me encuentro,
es muy curioso. Todo queda cerca.
Me he ubicado, gracias a las
visitas guiadas. Cuando el autobús me transportó hacia el bazar, recorrió
calles por las que bien había caminado, o que me gustaron para conocerlas.
Por ejemplo, por la tarde, cuando
el hambre me devoraba, caminé a lo largo de Sultanahmet, y di vuelta en Çemberlitas.
Regresé a “Elti Biife”, lugar donde días atrás había comido. Retomé mi
caminata, sólo para percatarme de que esa calle desembocaba en el Gran Bazar.
Caminé en sentido contrario, y
fui a salir al Hipódromo romano. Así, pues, cuando regresaba al hotel, crucé un
parque, el cual para mi sorpresa me llevó al palacio de Topkapi. ¡Todo está
conectado!
Acabo de conversar por teléfono
con mi hermana.
Tengo la intención de conocer
la Torre de Gálata y la zona de Taksim. Sin
embargo, mi prioridad es Santa Sofía. Ojalá me de tiempo, pues a las
siete y media de la noche tengo que estar en el hotel para disfrutar del
espectáculo de la danza del vientre, conocido en el mundo como Belly dance.
No conoceré la Mezquita de
Solimán o Suleiman, Süleymaniye Camii,
debido a que también es remozada para el año 2010, en que la ciudad será la Capital
europea de la cultura. También he decidido no visitar Dolmabahçe.
Compré tres encendedores de los
equipos más populares del fútbol turco: Galatasaray SK, Fenerbahçe SK y Beşiktaş
JK. También adquirí por diez dólares, un fez,
tocado o sombrero tradicional, después de regatear incesantemente con el
comerciante. Una de las dos gorras la pagué con euros.
Así, a mis recibos de cambio,
habrá que añadir estos gastos.
Tuve la oportunidad de
conversar con algunos compañeros sobre Israel y Egipto, los dos países que aún
me restan en este viaje. Poco a poco me preparo para afrontar lo que me espera.
Mañana es mi último día en
Turquía, hablando en términos prácticos, pues el miércoles parto a Tel- Aviv, y
de ahí a Jerusalén.
Cambio
y fuera.
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