Durante mis viajes por el mundo suelo llevar diarios con el propósito no sólo de escribir lo que experimento y conozco, sino también para controlar el dinero del que dispongo. Estos pequeños textos son “apuntes” que, aunados a las imágenes recogidas, me permiten, al consultarlos, desencadenar mis recuerdos y, a partir de esto, crear crónicas más vívidas con las anécdotas a flor de piel. En el trayecto me he topado con otros viajeros, quienes me enriquecieron con sus relatos y fotografías.

domingo, 12 de febrero de 2012

El Cairo, Egipto-París, Francia-Ciudad de México, México. Domingo, 23 de noviembre de 2008.


Domingo, 23 de noviembre de 2008.

Escrito en el interior del avión. Aeropuerto Charles de Gaulle. París, Francia.



El clima es inclemente. La salida no sólo se ha demorado, sino que el tiempo de vuelo seguramente se prolongará, y por consecuencia, la llegada no se dará a la hora estipulada.

Hace mucho frío. Llueve copiosamente, y la ventanilla se llena de agua nieve mientras espero el despegue.

El vuelo de El Cairo a París fue pesadísimo. Y apenas fue de cuatro horas.

El señor que se sentaba a mi izquierda tuvo su brazo derecho recargado en mí casi todo el tiempo, y yo soporté estoicamente mientras mi brazo se dormía. Conversé un rato con él.

Me dormía por intervalos.



Aún estoy en tierra: ¡Qué desesperación!

Estoy desmadrugado. Mi hermana y mi padre me telefonearon a las tres de la mañana. Incluso me comunicaron a Spankie.

Mi progenitor habló mucho: me informó que se llevaron uno de los carros al corralón, que mi madre estaba en un congreso...

Me alegró hablar con él. Extraño a mi familia.



El ala del avión se confunde con el paisaje cerrado del exterior.



El aterrizaje en París fue complicado. Yo estaba sentado en los asientos de en medio, y experimenté cómo se tambaleaba el avión.



Caminé a la terminal donde tenía que realizar la conexión. Cumplí con las medidas de seguridad, las cuales fueron normales en esta ocasión.



Mientras permanecía formado en la fila de la aerolínea, distinguí varios pasaportes mexicanos, y por extraño que parezca, me sentí más cerca de mi país.



Estamos por encima de las nubes. El clima aquí es benévolo.



A la distancia se divisa una franja de cielo azul.



Antes de despegar platiqué con uno de mis compañeros de asiento. Es fotógrafo cinematográfico. Estuvo en un festival de cine en Salónica, Grecia. Me pareció familiar.



Esperé poco para abordar el avión. Aún no decido si mañana trabajaré o no.



Entregan los audífonos. Ojalá que mi cansancio me permita ver una película.

Cambié asiento con un italiano, a quien había separado de su pequeña hija. Estoy en el 25K, y tenía el 24L.

El italiano reclinó el asiento, y casi me como la pequeña pantalla.

Me estoy enfermando. Ambos aviones abrieron el aire acondicionado.

Hace algunos minutos llegamos a los Estados Unidos de América. Son las 15:11, y faltan más de tres horas y media para arribar.

Ya me paré dos veces a estirar las piernas. Fui al baño.

Afortunadamente a mi compañero de la izquierda no le gusta permanecer en su asiento, y dispongo de más espacio.

El navegador señala que volamos sobre Virginia.



Hace algunas horas mientras sobrevolaba el Atlántico, pensé que jamás tocaríamos el Continente americano.



El personaje con el que platiqué, resultó ser Gabriel Figueroa hijo, de quien, por cierto, yo había editado una nota hace algunas semanas: una exposición de las fotografías de su padre.

2 comentarios:

  1. El relato fue muy bueno. Me encantaría que ampliaras un poco la información acerca de la ubicación y costos de los hoteles, tanto en Egipto como Francia. En cuanto a México, imagino que tienes tu casa allí así que no creo que sepas de hoteles, sin embargo si me puedes brindar información acerca de los hoteles en ciudad de mexico te lo agradeceré porque próximamente voy a estar por alli

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    1. -Hola, Angélica. Me disculpo por la demora de mi respuesta. En cuanto a lo que me pides, te respondo que espero pronto redactar crónicas más puntuales sobre sendos lugares. Como sabes, actualmente viajar a Egipto es complicado.

      En cuanto a lo de México, no dispongo de mucha información sobre los hoteles, pero sí te puedo comentar que hay ofertas de todo tipo. Podrías consultar acaso páginas como despegar.com, tripadvisor...

      Ahora bien, al hablar de México se toca mucho el tema de la violencia y la inseguridad. Si bien es cierto, hay estados (provincias) del país en que la situación es más delicada. En la capital, la Ciudad de México o Distrito Federal, hay que tomar las precauciones que se tomarían en toda urbe monstruosa. Sin embargo, como en cualquier parte del mundo, hay gente comedida y amable.

      Como habitante de esta ciudad, te recomendaría -si aún no has reservado- para hospedarte: el Centro Histórico, donde podrás conocer la idiosincracia mexicana, ya que "entrarás en contacto" con la cotidianeidad de la ciudad y el país. Asimismo, puedes caminar y dirigirte a museos, restaurantes, librerías, etc., y dispondrías de diversas opciones de transporte.

      Todo depende de los motivos de tu viaje.


      Cualquier cosa que necesites, por favor, avísame. No dudes en preguntar. Prometo responderte con prontitud, Angélica.


      Un saludo.

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