Durante mis viajes por el mundo suelo llevar diarios con el propósito no sólo de escribir lo que experimento y conozco, sino también para controlar el dinero del que dispongo. Estos pequeños textos son “apuntes” que, aunados a las imágenes recogidas, me permiten, al consultarlos, desencadenar mis recuerdos y, a partir de esto, crear crónicas más vívidas con las anécdotas a flor de piel. En el trayecto me he topado con otros viajeros, quienes me enriquecieron con sus relatos y fotografías.

sábado, 15 de octubre de 2011

Burdeos, Francia. Viernes, 18 de marzo de 2011.


Viernes, 18 de marzo de 2011.
Vendredi, 18 mars 2011.
Bordeaux, France. Hôtel Comfort Suites Victoria Garden. Chambre 102.

Fue un día largo, y nada productivo.
Me levanté temprano, tomé el desayuno, y esperé a que me recogieran para dirigirme a Burdeos, Francia.
Sin embargo, fui de los últimos —hubo tres camiones, y a mí me colocaron en el más incómodo, en la parte de atrás.




Hubo muchas paradas. Muchas de ellas muy mañosas.
Compré un bocadillo carísimo —¡€6, 10!— porque prácticamente me vi obligado a hacerlo. El despachador era un tipo déspota.
Disfruté sobremanera el panorama del País Vasco: la montaña, el clima frío y lluvioso, los caseríos...
Veo un partido de basquetbol de la liga francesa entre Le Mans y Nancy.
La logística de esta agencia es un desastre.
Llegué finalmente a Burdeos por la noche, y salí a fotografiar el centro de la ciudad. Ésta me recordó las ilustraciones de mis cahiers, cuadernos de francés, y por un instante no supe si los libros habían copiado a la realidad, o si ésta se había basado en los dibujos.
Me sorprendieron tanto la estructura característica de los edificios franceses como la fisionomía magrebí de los dependientes de los comercios.
Compré en una tienda un queso Comembert président y una botella de vino Bordeaux (Les maîtres goustiers) para cenar.
Sin embargo, cuando me percaté de que necesitaba un sacacorchos, pedí ayuda en la recepción del hotel. La recepcionista me respondió que no tenía porque lo había prestado, y no se lo habían devuelto.
Así, regresé a la tienda, y el dependiente, un migrante, le quitó el corcho a la botella muy amablemente.
¡Hablar francés es una bendición, y más si se está en Francia! No depender de nadie, me permite moverme y comunicarme sin problema.
Los contactos de corriente del hotel son diferentes, pero con el kit de conexiones que traigo conmigo, logré improvisar algo para cargar las baterías de las cámaras. ¡A cenar¡ Bon appétit !, ¡Buen provecho!
Gastos del día:
2 botellas con agua €2,40 (1, 20 c/u)
1 bocadillo de jamón €6, 10
1 botella con vino y un queso (€2, 17 y €1, 93)
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€12, 60 = $214, 20



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