Durante mis viajes por el mundo suelo llevar diarios con el propósito no sólo de escribir lo que experimento y conozco, sino también para controlar el dinero del que dispongo. Estos pequeños textos son “apuntes” que, aunados a las imágenes recogidas, me permiten, al consultarlos, desencadenar mis recuerdos y, a partir de esto, crear crónicas más vívidas con las anécdotas a flor de piel. En el trayecto me he topado con otros viajeros, quienes me enriquecieron con sus relatos y fotografías.

viernes, 28 de octubre de 2011

Florencia, Italia. Jueves, 7 de abril de 2011.


Jueves, 7 de abril de 2011.
Giovedi, 7 aprile 2011.
Firenze, Italia.

Gastos:
€9 Pizza y refresco
€4, 50 Pizza calzone
€2 Viaje de ida y vuelta (Florencia)
_____
€15, 50 = $263, 50
Debo €3
Ya comencé a limitarme. Afortunadamente, se aceptó mi pago con la tarjeta de crédito, y las excursiones ya están pagadas: ¡250 euros!
Asimismo, comienzo a sentir nostalgia por un viaje que aún no acaba.
Me gustó Venecia. Sobre todo cuando me alejé de la bulliciosa zona turística. Comí pizza en un restaurante chino, sobre el cual planeo escribir una narración.

Hay numerosos inmigrantes africanos que cargan consigo bolsas, mochilas, maletas... llenas de mercancía —fayuca, como le diríamos nosotros. Los observé por un rato. Cuando ven que se acerca un grupo turístico, se abalanzan sobre ellos —como lo hacen en París: en la Plaza del Trocadero, en el Hospital de los Inválidos o en la Torre Eiffel—, o bien tienden los productos sobre el piso como en Madrid, en la Plaza del Sol, cerca de la estatua del Oso.

Por la tarde, luego de llegar a Florencia, salí a pasear. Desde el Puente viejo contemplé un anochecer espectacular, donde tomé algunas de mis fotografías favoritas. La policía multó a un par de brasileñas que se subieron al transporte público sin pagar pasaje. Hay que tener cuidado porque no sólo hay que adquirir el boleto sino activarlo.
Mi paciencia se desgasta ante ciertas actitudes y sujetos con los que comparto el autobús. Los mexicanos son los más abusivos e imprudentes.
Mañana conoceré el centro de la ciudad —si bien ya recorrí buena parte el día de hoy—, y después partiré a la capital italiana, Roma.
Aún no decido si entraré a la Academia para conocer el David de Miguel Ángel.
Ya falta poco para cerrar este capítulo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario